Un momento en el tiempo

Detengamos un momento y miremos a nuestro alrededor ¿qué vemos?, ¿qué percibimos?, ¿qué pensamos?, ¿qué nos llama la atención?

Quizá podríamos agregar muchas preguntas más y así poder hacer un análisis más profundo de lo que pasa en nuestra realidad y, aun así, seguiríamos con ese “no sé qué” interior que no deja de encender las alarmas de miedos, preocupaciones, ansiedades y angustias. Muchas veces esas sensaciones se nos pasan por el deber, el cumplir obligaciones, trabajo, estudio, etc., o por el solo hecho de no prestar la atención suficiente se nos terminan esfumando, y así pasan días, semanas, luego meses y hasta años.

Tarde pareciera que es cuando nos damos cuenta de que estamos desperdiciando nuestra vida enfocándonos más en las “cuestiones pasajeras”, o enfocándonos en los problemas, la sociedad, la violencia y creyendo que todo va a explotar en cualquier momento.

Pero una chispa desde la eternidad vuelve a encender eso que se iba apagando entre tantos “problemas “y ahí nos damos cuenta DE QUE NO TODO ESTÁ PERDIDO.

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