El afán
¿Cuántas veces queremos alcanzar cosas que según nuestra mirada son inalcanzables?
¿Cuántas de ellas resultan casi indispensables para nuestro crecimiento o para poder cumplir un sueño? ¿Cuánto nos frustramos al no poder concretarlo? O …. ¿cuán pronto llega la frustración al ni siquiera poder acercarnos al primer escalón de esa cima “inaccesible”?
Este sentimiento atraviesa muchas de nuestras áreas, no sólo las emocionales, las metas corporales, la elevación espiritual o la prosperidad material; todas ellas requieren de nosotros que una, y otra, y otra vez sigamos, prosigamos y encaremos nuevamente el camino hacia aquello que simplemente nos desafía.
Es muy conocido el dicho “solo por hoy” y muchas veces lo subestimamos y hasta nos resulta gracioso… pero si te dijera:
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”.
Mateo 6:31-34
¿Qué pasaría? Mirándolo de esa manera encontraríamos muchas razones para vivir no solo sin ansiedad o preocupaciones; sino también una motivación mayor, la de día a día hacer nuestra parte, nuestro mayor esfuerzo por más pequeño que nos parezca, no desistir y saber que tenemos esperanza, tenemos fuerzas, tenemos la posibilidad de alzar nuestros ojos hacia eso que parece tan elevado ya no para desistir sino para entender que haga mi parte hoy y que en Él pude, y mañana y al día siguiente y al otro día y así sucesivamente … en Él podré nuevamente.
Primer paso: creerlo e intentarlo.
¿Cuál va a ser tu segundo?
Autor: Ana Luz Cerruti
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